Creo que mi vida esta mal enfocada que
no hago lo que quiero hacer que no me dejo llevar por lo que tengo
dentro, por lo que siento, por mis impulsos, que solo hago lo que se
supone que tengo que hacer, levantarme por la mañana desayunar, ya
sabes, “el almuerzo es la comida mas importante del día”, ir a
clase, aprender cosas en las que no creo, volver a mi casa, comer,
dormir, estudiar, salir a tomar algo, reír, cenar y dormir y así,
día tras día, mes tras mes, año tras año.
Y, ¿qué pasa con lo que de verdad me
gusta?, ¿con lo qué de verdad hace que se erice cada centímetro de
mi cuerpo?. ¿Quién se ocupa de la parte de mí que llora sólo con
escuchar los acordes de una canción especial, o que cuando lee algo
que la toca por dentro no puede evitar que se le humedezcan los ojos
sin importar donde este o con quien?, ¿qué pasa con aquella parte
de mí que ama escribir, que lo necesita para seguir cuerda, para
poder expresar lo que piensa?.
A veces, me paro a pensar en lo
gracioso que es que estudie derecho y no sea capaz de hablar en
público de manera elocuente o que tampoco quiera ser el centro de
atención, os asombraría saber lo narcisistas que pueden llegar a
ser los abogados. En mi caso, yo no siento la necesidad de obtener el
beneplácito de mis profesores por intervenir en clase o por haber
planteado la solución más idónea para le resolución de un
supuesto, pero, en cambio, siento la total e imperiosa necesidad de
poner por escrito todo lo que me pasa, de compartirlo, no me sirve
tan solo con escribirlo y guardarlo en un cajón, siento la total e
imperiosa necesidad de exponerlo al publico, supongo que a mi manera
también soy una egocéntrica incurable.
He estado un año fuera, ha sido uno de
los años más felices de mi vida, ha habido momento tristes, en los
que me he sentido sola, pero también momentos de felicidad pura, sin
trampas, sin peros, simplemente felicidad...
Me fuí pensando que ese año me
serviría para darme cuenta de que es lo que realmente tenía valor
en mi vida y que era lo que no me aportaba más que infelicidad y
tristeza, me marché pensando que al volver lo vería todo más
claro, bajo otra perspectiva más limpia. Y, en parte, he conseguido
mi objetivo, para bien o para mal me he dado cuenta de lo que
realmente necesito para ser felicidad, pero también me he dado
cuenta de que lo difícil no era averiguarlo, que en cierto modo, era
algo que siempre había sabido pero que nunca quise afrontar porque
dañaría a las personas que me quieren. Lo complicado no es haber
llegado a la conclusión de que no quiero vivir mi vida así,
haciendo lo que se espera de mi... la cuestión es saber si estoy
preparada para cambiarlo... par dejar de ser lo que quieren que sea y
empezar a ser lo que yo quiero ser.